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El profesor, que ejerce la docencia en la Universidad Complutense de Madrid, comenzó a encontrarse mal a los pocos minutos de iniciar una clase matinal. Tras salir al pasillo acompañado de otra profesora, sintió un fuerte dolor en el pecho, sudoración fría, náuseas y malestar general. A pesar de ello, reanudó la sesión.

Sin embargo, el malestar continuó durante varias horas, por lo que permaneció el resto de la mañana en su despacho. Esa misma noche, en su domicilio, se vio obligado a llamar a los servicios de urgencia, que llegaron poco antes de que el docente entrar en parada cardiaca.
En vista del desarrollo de los acontecimientos, el magistrado del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 3 de Madrid estima que "existe una clara, diáfana y evidente conexión entre los primeros síntomas y el resultado final".